
Negociando con el Vaticano

Atila, Rey de los Hunos
Las grandes nevadas de los pasados días, tanto en España como en otras partes del universo, han ofrecido imágenes del vertido de grandes cantidades de sal para el mejor movimiento de vehículos y peatones. El cloruro sódico, sal, no derrite la nieve, sino que impide que hiele, ya que hace descender el punto crítico de congelación hasta los -21º. En España se producen más de 5 millones de toneladas, de las cuales una cuatrocientas mil se vierten anualmente en las carreteras y calles nevadas. Alrededor de ocho mil trabajadores se emplean en la manipulación salina. Atila, rey de los Hunos, en sus sangrientas guerras conquistadoras, afirmaba que donde su caballo, Othar, ponía la pezuña no crecía más la hierba. Era grande la destrucción que tenían sus conquistas. ¿Calculan cuántas toneladas de sal se vierten en las carreteras y calles, y que van a los ríos, a las hierbas y los árboles? Años tras años se sacrifica la naturaleza en el altar del “progreso”. Habrá que derrotar nuevamente al rey de los Hunos.