Llevamos unos años de incertidumbre que afecta a la vida cotidiana. La vida es discernimiento, desde el nacimiento hasta la muerte. Tenemos incertidumbre en qué votar o en qué poner de comer diariamente…Ante todas las incertidumbres hay un momento previo en el que hay que saber discernir los pros y los contras de las diversas opciones. Discernir viene del latín “discernere”, distinguir o separar. A veces se elige “con los dedos tapando la nariz” en caso de una votación política. En el acto III, escena IV, Hamlet dice: “Ser o no ser, ésta es la cuestión”, en un momento que está pensando en quitarse la vida, reflexionando sobre las dificultades de aceptar la situación en la que vive. El “10 de Noviembre” Es un momento que hay que discernir sobre qué partido votar, distinguir entre lo malo y lo bueno, comprender, diferenciar lo correcto de lo incorrecto. Hablan con demasiados adjetivos “descalificativos” que impactan en la población. Las tertulias son de bronca política descalificatoria, con el argumento de la libertad de expresión que no dicen nada. “La banda de Sánchez”, “El trío de Colón”, “El trifachito”,, «Que cambie de colchón», «Dogmatismo de P. Iglesias», “Gobernar con los terroristas” y muchas más, y obligan a los españoles a discernir sobre la nada.
Todos hablan de pensiones sostenibles, que puede significar: bajarlas, aumentar los años de cotización, igualarlas al salario mínimo o pensiones privadas. ¿Cómo se garantiza la subida de las pensiones al IPC?, ¿Qué hacer para ejercer el derecho a la vivienda?, ¿De dónde financiar la educación y la sanidad públicas?…
Cuando me presentan a una persona no le pregunto “qué piensas”, sino: “¿qué haces? ”Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus fruto los conoceréis…”