Las creencias religiosas tienen su aspecto positivo para la humanidad y también el negativo. El culto, a la larga, se convierte en “cultismo”, repetición de palabras, para atraer hacia el orante beneficios individuales o colectivos. Por ejemplo, en mis años juveniles yo ponía en cada libro: “Virgen santa Virgen pura, haz que apruebe esta asignatura”. Un compañero, aún no sé quién, me escribió: “Estudia”.
Queremos que las distintas representaciones de los dioses, hagan lo que nosotros no somos capaces, o no sabemos hacer. Delegar nuestra responsabilidad humana en Otros, a los cuales les regalamos los oídos con calificaciones grandiosas para que nos atiendan. Ya no se procesiona al Cristo de las aguas de San Dionisio ante la pertinaz sequía.
Repetir oraciones para “ablandar” al dios a favor de una concreta colectividad, sería de injusticia por ese mismo dios de no atender a otras comunidades que no tienen quién les rece.
Si Vd. es budista, tendrá la “mala”, un collar de 108 cuentas, que pasará una a una, para que le transfiera la sabiduría de todos los buenos budistas. Si es musulmán, tiene los 99 nombres mas hermosos, sublimes de Dios. Es un collar de cuentas que se desliza entre los dedos a cualquier hora del día.
Si es una de las múltiples ramas del cristianismo, además de la eucaristía, tiene culto a innumerables personas sabias, santas, a quien invocar para conseguir beneficios terrenos.
En cualquier religión, si no hay discernimiento y acción, los dioses, no nos hacen ni caso. Los dioses necesitan de nosotros.