Ha concluido la primera parte del Sínodo sobre la Sinodalidad en la Iglesia. En 2024 se celebrará la segunda parte para llevar a conclusiones lo que haya que modificar, como una” reparación” de los desperfectos en estos años. El Papa, los obispos, los sacerdotes y vidas consagradas, los laicos y laicas: todos somos iglesia, y en la evangelización somos necesarios. En Jerez, como parte de la diócesis, se ha pasado débilmente, a pesar que la llamada era también a laicas y laicos. Pasó como una ocurrencia del “Papa argentino” ¡y llegaba desde los cristianos de la Amazonía!, ocho países.

Recordemos el Sínodo de la Archidiócesis de Sevilla, año 1973, que convocó el Cardenal Buenos Monreal años antes, con la intención de adaptar las estructuras eclesiales andaluzas al Concilio Vaticano II. Recuerdo: Casa de la Iglesia, calle San Cristóbal. Un grupo de jóvenes de variadas organizaciones (JIC, JOC, JEC…) coordinados por Amparo, militante cristiana, trabajadora en una entidad financiera, comenzó la reflexión sinodal sobre la situación de la iglesia en Jerez. No fue fácil.

El Cardenal Buenos Monreal, en Jerez hay un grupo de nacidos en Épila, Aragón, publicó una introducción en la que decía, entre otras cosas: “Quiero una vez más dejar bien claro que después del Concilio la autoridad episcopal que pastorea la comunidad no puede ya ejercerse como una voluntad autócrata, sino como …”

(Anuario de Historia de la Iglesia Andaluza. Volumen XI. Lourdes Sivianes Ferrera de Castro)