
Belén reciclado en Cuartillos
No hablaré de la Navidad. No escribiré del nacimiento de un niño en un establo. Tampoco lo haré como dice un villancico venezolano que nació en un lecho de flores. Quiero escribir sobre “esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par”, como cantaba el poeta Joan Manuel Serrat. Pues sí, puede ser que con la edad veamos a los pequeños como sorpresas de la vida. Sonríen cuando cruzamos las miradas. Duermen a pierna suelta, se fijan en todo lo que les rodea. ¿Qué idea tendrá un niño de una moto, un árbol, un desconocido. Veo a los abuelos enseñando a los pequeños nietos a usar la bicicleta con cuatro ruedas. Niños siguiendo y confiando en los familiares. Quieren ser mas mayores de lo que son y nosotros quisiéramos, conservando la experiencia, ser mas jóvenes.
Maldigo a esos religiosos, a esos maestros a los que les dejamos nuestros pequeños para transmisión del conocimiento y abusan de ellos. Maldigo a esos adultos que abusan de los niños e incluso los matan. Estos días se centrará nuestra atención en los niños, se llamen Jesús, Violeta o Mauro. Hay que protegerlos de los depredadores.