Ha comenzado el curso escolar. Los problemas sin resolver surgen de nuevo, como Ave Fénix que se retroalimenta de sus propias cenizas. La precariedad en el trabajo es el ataque mas perverso a un trabajador, sea de la rama profesional
que sea: se les niega la posibilidad de futuro humano y social. A las interinas de la enseñanza les dan de baja finalizado el curso, y esperan hasta septiembre para darles trabajo en una localidad diferente u otro colegio; para sustituir bajas durante un curso, unas semanas o unos meses. Cambio de piso de alquiler, traslado enseres, vehículo propio… La formación de una familia, con posibilidad de crianza, es complicada. Poco a poco los diferentes gobiernos andaluces van erosionando la vocación del enseñante. “¡Pero si yo tengo vocación de enseñante! Me están provocando una depresión” Me comenta una afectada. Los niños, los jóvenes, tienen derecho a una educación que no sea a costa de la salud de los enseñantes. Una vocación castigada para uno de cada cuatro enseñantes. Hay que arreglar esta situación, por el bien de Andalucía.