El filósofo Henri-Louis Bergson, premio Nobel de Literatura en 1927, profesor en la Academia Francesa; Su libro: “Materia y memoria”, incluido en los libros prohibidos por la Iglesia católica, se opuso a la invasión nazis en Francia, y afirmó que “…no hay conciencia sin memoria…”. A raíz de esa afirmación recordé que hace unos meses en la pedanía de Cuartillo se celebró durante varios meses un taller sobre la memoria, auspiciado por Cáritas, y asistencia de personas de edad.
En Sevilla el mes pasado editado por Comisiones Obreras de Pensionistas, se presentó el libro “La memoria de las personas mayores” del docente en geriatría y gerontología D. Miguel Anxo Álvarez Vitae. Muy interesante y necesario dada la escasez de estas materias en la sanidad pública y el aumento de personas de edad, que comienzan a padecer estos problemas, personalmente y en el entorno familiar.
Una sociedad sin memoria, estimulada por el “vive el momento”: “mi cervecita, mi bar, mis amigos, esa es mi libertad”, de Dª Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid. Ese “iliberalismo” no tiene memoria histórica, y por lo tanto no tiene conciencia de lo que significa tener unos dirigentes autoritarios que hacen olvidar qué es la hermandad, lo público, la sociedad. Somos necesariamente sociales, necesitamos de los demás.
La memoria histórica no es tema de “abueletes”, es necesidad de enterrar a los asesinados con la dignidad que se merecen.