Se decía que fue el dictador Franco quien instauró la paga de vacaciones que la hizo coincidir con la fecha del 18 de julio, aniversario de su levantamiento contra el gobierno legal de España. El dictador puso la paga de vacaciones en esa fecha para hacer festiva su infame rebelión. El asunto venía de antes de detentar el poder.
El primer estado que implantó el derecho a tener vacaciones pagadas fue el francés. El gobierno del Frente Popular presidido por el culto escritor León Blum, formado por socialistas y comunistas, fue quien el 11 de junio de 1936 fijó las primeras vacaciones pagadas de la historia.
La constitución española de 1931, la de la República, en su artículo 46 estableció las vacaciones anuales remuneradas. Eso significaba cobrar una semana sin haberla trabajado. Era una declaración en expectativa de derecho no efectiva, como pasa en la actual Constitución, que proclama el derecho al trabajo y a la vivienda digna, y esto hay que llevarlo a la práctica. Desde entonces para acá se ha avanzado mucho.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas, en el año 1948, se establece en su artículo 24 que toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a vacaciones periódicas pagadas. Esto hay que hacerlo efectivo en muchos países todavía.
Hace pocos años algunos trabajadores preferían trabajar en las vacaciones, y así cobrarlas. Los sindicatos españoles, y en Jerez, tuvieron que recurrir a los tribunales para dictar jurisprudencia de que las vacaciones se tienen que disfrutar, no se pueden cobrar.
Según la oficina de estadísticas de la Unión Europea, Eurostat, los españoles somos los que tenemos menos vacaciones pagadas y los que trabajamos más horas en la Unión. Solo somos superados por Grecia y los países provenientes del este europeo.
Las vacaciones sirven para aumentar la productividad y mantener sana la fuerza del trabajo. Claro que los parados y las amas de casa no disfrutan de este derecho.
Hay una fuerza interior, arcaica, que nos lleva a los orígenes de la raza humana porque buscamos el contacto con la naturaleza en las vacaciones, que aunque sean playas atiborradas, allí está la naturaleza marítima, y además nos ponemos medio en cueros, y tomamos el color moreno, que dicho sea de paso, “es el color mas bonito que los gitanos tenemos”, como dice la copla.
Las vacaciones forman parte de la industria del ocio. Se puede morir de éxito debido a la demanda de apartamentos en la misma orilla del mar. Ocurrirá igual con el turismo del interior, pues van a poblar nuestros pueblos de campos de golf y de urbanizaciones, a las que seguramente no se podrá atender en sus necesidades de agua.
Las vacaciones pagadas son una conquista obrera y popular, que el empresariado ha entendido como demanda comercial, y le saca sus beneficios. Todos ganan: Obreros y empresarios. ¡Que la crisis no nos amargue las vacaciones!