La escasez de mantequilla afecta más a las clases populares debido al incremento del precio. El Ministro responsable afirma que ha subido un 100×100. Son diversas las causas: como que en 2015 la Unión Europea eliminó las cuotas lácteas, las grandes superficies de distribución rompieron el acuerdo con los productores, la sequía, en China está de moda…

Cada francés consume más de 7 kilos al año. Para hacer un kilo de “beurre” hacen falta 22 litros de leche. La mantequilla se usa para todo, y los desayunos con la baguette o croissant son imprescindibles.

Esta escasez y los muchos usos me recordó mis años juveniles: un grupo de jóvenes fuimos al extinto Cine Valeria a ver esa película XX prohibida, famosa en la prensa. Se trata de “El último tango en París”, en la que Marlon Brando emplea la mantequilla como lubricante para violar analmente a María Schneider. Acto calamitoso, nefasto, penoso, lamentable, punible judicialmente,

que Brando realizó realmente en directo.

No entendimos la película, pero conectamos con la libertad.