Cundi, cachonda, rosca, besado, de Viena, boba, de leche, panecillo, cabero, denominaciones olvidadas de formas de pan. La historia de la humanidad está vinculada al pan. En la tradición judía se dice que Dios expulsó del paraíso a Eva y Adán, bajo la maldición de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. En todas las culturas el pan tiene su importancia, desde regalarlo como hacían en la antigua Roma, hasta los levantamientos de los campesinos andaluces y el asalto a los silos de trigo. La penuria del pueblo obligó al Rey Carlos III a decretar la creación del “defensor del común”

que en el consistorio velaba por los precios del pan, el aceite y el carbón. “El pan nuestro de cada día…” se reza innumerables veces al día, pero poco hacen los orantes para que eso sea realidad, aunque en Jerez exista la loable organización alrededor de la figura del obispo Rafael Bellido. Las manifestaciones de mujeres, de pensionistas, tienen mucho que ver con los medios para subsistir. ¿35.000 € para desmontar y guardar los palcos?…”dánoslo hoy”.